Somos las generaciones que, aburridos del miedo, nos volcamos a las calles por la dignidad, la equidad, por el derecho a la educación, a la salud. Otros y otras ya se habían levantado por el derecho a respirar. La crisis medioambiental que viven los territorios de Quintero y Puchuncaví sigue manteniendo a la población en alerta por la defensa de sus vidas, flora y fauna, en una de las zonas del país que se ha visto más afectada por las emisiones tóxicas que provocan empresas como Codelco, Enap, GNL Quintero, AES, entre otras. Porque no queremos más zonas de sacrificio ni que el mercado siga regulando la pureza del aire que inunda nuestros pulmones ni el suelo que pisamos ni el agua que bebemos.