Los deltas que alimentan los caudales de la vida de María José Salas Salinas, no por coincidencia, se abren hacia el mar. Arquitecta de profesión, su nexo con el territorio que habita no sólo se construye desde una cuadrícula, sino fluye más allá, hacia lo que, por más que se intente, no puede ser edificado, contenido. Este sentir en torno al mar versa sobre lo personal y desde lo colectivo. Desde las zonas de sacrificio emergen canciones urgentes, oscilantes, desde la protesta y la esperanza por una vida digna luego de años de explotación. Ese habitar al borde del mar también permea poesía que se encarga de lo más personal de estar frente a lo indómito, lo inabarcable.
Hace varias años ya María José y Marcelo se conocieron trabajando sesiones en torno a repertorios populares. En estos devenires, entre extensas jornadas recorriendo esas músicas, empezaron a brotar las propias. Y es desde ahí, como dúo, que comienza esta exploración a la que pronto se une Ramón, completando la formación que suena hoy.
Lo de A Tempo Trío lleva a esas sensaciones, a colores que van sutilmente trazando formas y texturas sonoras que generan el ambiente a través de un minimalismo que pinta desde el silencio. A partir de este formato, de raíces musicales criollas, conviven matices rítmicos de Bossa Nova y Soul con sonoridades latinoamericanas. La percusión de “Moncho” Pérez reconocido baterista de jazz de la región, toma el cajón peruano y lo reorquesta a forma de una batería que se complementa con lo acústico de la guitarra de “Chino” Guzmán (Mora Lucay) que acompaña con tintes de jazz el canto, la expresividad y el fraseo de Coté Salas que recuerda los sonidos de las voces afrodescendientes.
Abre esta sesión “Mare calmo”, canción de 2012, un relato femenino, un cantar hacia el mar, hacia la incertidumbre e inmensidad de la marea, ritmo suave que quiebra la lógica del dolor que puede producir el que alguien tan querido pase a ser parte de la vorágine del océano. Le sigue “Tantas veces”, una mirada a ese abismo que es la vida, que emula a esa inmensidad del mar, que al mirarla en perspectiva, finalmente hace recordar que somos una ínfima parte de la existencia. Ambos relatos, que emergen desde lo profundo y que van narrándose no sólo desde la lírica, trascienden la intención primaria de emular estados y, en cambio se develan, poco a poco, en sonoridades que progresivamente van seteando el paisaje. Músicas cargadas de imágenes poéticas que se construyen tanto desde la interacción de la palabra como de las oscilaciones del sonido.
Este registro, grabado en la Sala de Arte Escénico de la UPLA en marzo de 2019, cuenta con la escena perfecta que, a medida que comienza a permearse de sonido, abre el horizonte y guía hacia esa contemplación. Con Ramón “Moncho” Pérez Alé (percusión) y Marcelo “Chino” Guzmán González (guitarra), la amplitud de los versos de María José apela esos sentires, hacia esos oleajes complejos.
Publicado el 29/07/2020.