El domingo 25 de octubre de 2020 el país comenzó un proceso histórico a través del cual pudimos decidir elaborar una nueva Constitución, dejando atrás el legado genocida y neoliberal, que a pesar de las modificaciones realizadas, sigue siendo la piedra de tope y excusa para el desarrollo y avance en derechos y dignidades. Esta elección, sin embargo, no fue de todas/os/es, pues las niñas, niñes, niños y adolescentes no son considerados sujetos/as/es de derecho; es decir, no tienen plena autonomía ni incidencia social en las decisiones que afectan su existencia y de la sociedad en su conjunto.
No olvidemos que el plebiscito no hubiese sido posible sin las, los y les estudiantes que saltaron los torniquetes del metro. No olvidemos que fueron niñas, niños, niñes y adolescentes quienes comenzaron la revuelta popular que hoy nos permite decidir cuál será la Constitución de la República que queremos. No nos permitamos olvidar a las, les y los niños y adolescentes que han sido sujetos/as/es de violencia, mutilación, desaparición forzosa y represión sistemática por parte de agentes del Estado y que siguen impunes y en pleno ejercicio de sus labores, mientras las, les y los presos de la revuelta siguen cargando causas judiciales que no avanzan.
No nos permitamos olvidar el tejido social que entrelazamos con la revuelta. Volver a mirarnos, escucharnos, debatir, aportar y crear en colectivo, pues el plebiscito y su resultado será insuficiente si la autodeterminación, la memoria, la justicia, el respeto a todas las generaciones, especies y habitantes de la tierra que tratamos de defender, no se vuelve nuestro pan de cada día. En este reportaje, niñas, niños y adolescentes reflexionan en torno a cómo les gustaría Chile, junto a Alejandra Fritis, directora del Festival Ojo de Pescado y Camilo Morales, Coordinador Programa de Estudios Interdisciplinarios en Infancias de la Universidad de Chile.
Publicado el 9/03/2022.