El debate acerca de la democracia y sus cualidades está desafiando las experiencias históricas en diferentes regiones del mundo. Los «chalecos amarillos» en Francia; las masivas marchas en Argentina; el cambio de timón en México, o los conflictos ocurridos en Chile, son una mínima muestra de los síntomas de un fenómeno que han estudiado intelectuales de todo el orbe y que para los y las ciudadanas de a pie es un hecho constatable diariamente: el debilitamiento del sistema democrático y sus modos de operación. Lo que el Nobel portugués, José Saramago, llamó «el espejismo de la democracia». En ese contexto, el politólogo español Juan Carlos Monedero, estuvo en la UPLA para dictar la conferencia «Radicalizar la democracia: Por la mayoría popular», donde expuso una serie de estrategias y transformaciones que podrían impulsar lo que él entiende como una profundización de la experiencia de participación y compromiso político, cuyo gran objetivo sea proteger la democracia. Una propuesta que se suma a otras provenientes tanto de sectores políticos tradicionales de izquierda o derecha como desde nuevas fuerzas que han aparecido en el mapa político-electoral, pero que también emergen situadas en otros paradigmas y formas de concebir la organización, que han sido gestadas en procesos de resistencia y alteridad. El movimiento feminista, la sabiduría ancestral que habita en los pueblos originarios, o la organización social y comunitaria, son una demostración de otros modos de participar, organizarse y construir un mundo mejor. Aunque por momentos esa necesidad nos parezca sólo una ilusión.
Publicado el 9/01/2019.