La discusión en torno a la noción de patrimonio abre múltiples caminos. El sentido de apropiación es, precisamente, el que diferencia el patrimonio histórico del cultural material que se nutre de la memoria y los lazos socioemocionales que un territorio inspira en nosotros y nosotras. La declaración de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 2003 provocó una delimitación de la ciudad que, en palabras del arquitecto español Pablo Millán Millán, trae consecuencias no siempre positivas. Desde procesos transformadores del territorio como la gentrificación, fenómeno que conlleva su propio dilema entre el mejoramiento del equipamiento y la elitización, la expulsión de la población nativa de los cerros hasta el reconocimiento político no así social conocido como la cristalización patrimonial. El patrimonio porteño amenazado, el nulo reconocimiento a las quebradas como parte del mismo y la creciente necesidad de un cruce entre lo social, lo cultural y la planificación urbana materializada en modelos de gestión política serían las primeras luces que, a su vez, servirían de encuadre para transferir esta emocionalidad respecto a los espacios de la ciudad, planteada por el académico UPLA, Luciano San Martín Gormaz.
Publicado el 5/05/2020.